Tesoros Ajenos

Me hubiera gustado escribirlo yo, pero al menos he podido leerlo.

miércoles, septiembre 22, 2004

EL EXTRANJERO (Albert Camus)

Pues bien, habré de morir. Antes que otros, era evidente. Pero todo el mundo sabe que la vida no merece la pena ser vivida. No ignoraba, que en el fondo morir a los treinta o a los setenta años no tiene gran importancia porque naturalmente, en ambos casos, otros hombres y otras mujeres vivirán, y así durante miles de millones de años. Nada resultaba más indiscutible, en realidad. Era yo siempre el que moría, ahora o dentro de veinte años. En ese momento, lo que me molestaba un poco en mi razonamiento era el brinco terrible que sentía en mí al pensar en veinte años de vida por venir. Pero no tenía más que ahogar esos pensamientos imaginando lo que estos serían cuando, de todos modos, la hora hubiese de llegar. Desde el momento en que se muere, el como y el cuando, no importan, es evidente.

miércoles, septiembre 08, 2004

EL JARDINERO, XXXVI (Rabindranath Tagore)

Susurró: "Amor mío, levanta los ojos."
Yo le reñí mordazmente y le dije: "Vete."
Pero él no se movió.
Se quedó delante de mí y me cogió las manos.
Yo le dije: "Déjame."
Pero él no se fue.

Acercó su cara a mi oído.
Le miré y le dije: "¡Qué vergüenza!"
Pero a él no le importó.
Sus labios tocaron mi mejilla.
Yo temblé y dije: "Eres demasiado atrevido."
Pero él no sintió vergüenza.

Puso una flor en mi pelo.
Yo le dije: "Es inútil."
Pero él siguió sin moverse.
Cogió la guirnalda de mi cuello y se fue.
Yo lloro y pregunto a mi corazón:
"¿Por qué no vuelve?"

jueves, septiembre 02, 2004

DIARIO (Anne Frank)

...Y por la noche, cuando estaba en la cama y había terminado mis oraciones con las palabras: "Gracias Dios mío por todo lo que es bueno y hermoso y me es querido", me sentía llena de alegría y pensaba en "lo bueno" que era seguir vivos, gozar de salud, y también con toda mi alma sentirme querida. [...]
No pienso en la miseria, sino en la belleza que aún queda: En esto difiero con mi madre. Su consejo cuando alguien está triste es: "Piensa en toda la miseria del mundo y da gracias de que a ti no te alcanza". El mío es: "Sal al campo, goza de la naturaleza, del sol. Sal y procura captar la felicidad que late en ti mismo y en Dios. Piensa en la belleza que te rodea y serás feliz". ¿Qué puede hacer alquien si empieza a pensar en la miseria? Encontrarse perdido. Por el contrario a mí me parece que siempre queda algo hermoso: La naturaleza, el sol, la libertad y que todas estas cosas pueden servirnos de consuelo. Contémplalas y te encontrarás a ti mismo y a Dios, y volverás a hallar tu equilibrio. Quienquiera que se sienta feliz, hará feliz a los demás. Quien tenga valor y fe, jamás perecerá en la desgracia.