Tesoros Ajenos

Me hubiera gustado escribirlo yo, pero al menos he podido leerlo.

miércoles, mayo 25, 2005

EL BUSCADOR (Jorge Bucay)

...El hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado también tenía una inscripción. Al acercarse a leerla, descifró: “Lamar Kalib, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas”. El buscador se sintió terriblemente conmocionado. Este hermoso lugar era un cementerio y cada piedra una lápida. Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto, pero lo que lo contactó con el espanto, fue comprobar que, el que más tiempo había vivido, apenas sobrepasaba 11 años. Embargado por un dolor terrible, se sentó y se puso a llorar.
El cuidador del cementerio pasaba por ahí y se acercó, lo miró llorar por un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar.
- No, ningún familiar – dijo el buscador - Pero... ¿qué pasa con este pueblo? ¿Qué cosa tan terrible hay en esta ciudad? ¿Por qué tantos niños muertos enterrados en este lugar? ¿Cuál es la horrible maldición que pesa sobre esta gente, que lo ha obligado a construir un cementerio de niños?
El anciano cuidador sonrió y dijo:
"Puede usted serenarse, no hay tal maldición, lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre. Le contaré... Cuando un joven cumple quince años, sus padres le regalan una libreta, como ésta que tengo aquí, colgando del cuello, y es tradición entre nosotros que, a partir de entonces, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abra la libreta y anote en ella: a la izquierda, qué fue lo disfrutado…, a la derecha, cuanto tiempo duró ese gozo. ¿Conoció a su novia y se enamoró de ella? ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla? ¿Una semana, dos? ¿tres semanas y media? Y después… la emoción del primer beso, ¿cuánto duró? ¿El minuto y medio del beso? ¿Dos días? ¿Una semana?
¿Y el embarazo o el nacimiento del primer hijo? ¿y el casamiento de los amigos? ¿y el viaje más deseado? ¿y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano? ¿Cuánto duró el disfrutar de estas situaciones? ¿horas? ¿días?…
Así vamos anotando en la libreta cada momento, cada gozo, cada sentimiento pleno e intenso... y cuando alguien se muere, es nuestra costumbre abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado, para escribirlo sobre su tumba. Porque ése es, para nosotros, el único y verdadero tiempo vivido."

viernes, mayo 20, 2005

BARCOS DE PAPEL (Rabindranath Tagore)

Todos los días echo mis barquitos de papel, uno tras otro, corriente abajo. Llevan pintado con grandes letras negras mi nombre y donde vivo. Si en la playa desconocida adonde lleguen alguien los encuentra sabrá quién soy yo...
Mis barquitos van cargados con flores de siuli del jardín de mi casa; y estoy seguro que estos capullos cogidos al alba llegarán con bien a tierra por la noche.
Echo mis barquitos de papel en la corriente y cuando levanto los ojos al cielo, veo las nubes, que vagan, llenas de viento sus velas blancas...
Yo no sé qué amigo mío del cielo las echa aire abajo para que corran con mis barcos...
Anocheciendo, escondo mi cara entre mis manos y sueño que mis barcos de papel bogan y bogan más lejos cada vez bajo las estrellas de la medianoche. Las hadas del sueño los rigen, cargados con sus cestos de ensueños.

miércoles, mayo 18, 2005

HUMANO, DEMASIADO HUMANO (Friedrich Nietzsche)

La especie más noble de la belleza es aquella que no arrebata de una vez, la que no lanza asaltos violentos y delirantes (una de este tipo despierta aversión fácilmente), sino la que se infiltra lentamente, la que llevamos con nosotros casi sin advertirlo y que alguna vez volvemos a encontrar en sueños pero que, al fin, tras haberse situado durante mucho tiempo modestamente en nuestro corazón, se adueña por entero de nosotros, humedece nuestros ojos y llena nuestros sueños de anhelo. ¿Qué ansiamos frente al espéctaculo de la belleza? ¿Sentirnos como bellos? Nos imaginamos que conlleva la belleza intrínseca mucha felicidad, pero eso es un error...